Luis Piedrahita
En una sala abarrotada hasta el último rincón, Luis Piedrahita logró, como era de prever, arrancar carcajadas a todos los presentes con su ingenioso repertorio centrado en las situaciones más comunes de la vida diaria.
El espectáculo llamado "las amígdalas de mis amígdalas son mis amígdalas", a priori el mismo espectáculo con el que nos visitó en noviembre de 2014, pero solo en el nombre ya que a diferencia de otros cómicos solo repite el nombre. El espectáculo es completamente nuevo, nos enseña que la vida es como un hotel: un sitio en el que vas a estar poco tiempo y tienes que llevarte todo lo que puedas.
Piedrahita manteniendo una interacción constante con la audiencia, su monólogo fue una sucesión ininterrumpida de risas, explorando anécdotas y experiencias que todos hemos experimentado.
La anécdota más destacada ocurrió aproximadamente a mitad de la actuación, cuando se produjo un apagón en la sala, posiblemente causado por las intensas carcajadas de los asistentes. A pesar de la falta de luz, el humorista continuó con su actuación, valiéndose de la colaboración del público que lo iluminaba con las linternas de sus teléfonos móviles. Tras unos cinco minutos, el problema se resolvió y Luis se despidió entre una ovación estruendosa.
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